DÍA 3
No
os voy a engañar. Los días de escritura, aunque aparezcan en orden correlativo,
van dando saltos en el tiempo. El domingo, antes de mi partido de Antiguos
Alumnos de Retamar, en la conversación que manteníamos dando unos toques al
balón tratando de entrar en calor, me vino la inspiración. Ya tenía otro tema
sobre el que escribir.
Mi
fecha de nacimiento. Alguno podría pensar que ahora iba a sacar una efeméride
muy importante, pero lo curioso de aquel día es que nacieron dos Rafaeles en el
mundo. Dos personas en diferentes países que empezarían unas vidas totalmente
paralelas. Rafael Martínez-Echevarría, español, y Rafael Van der Vaart,
holandés.
Puede
que en nuestra infancia fuéramos muy parecidos, tuviésemos las mismas aficiones
y nuestra comida favorita fueran los yogures Pryca(actual Carrefour). El tiempo
y nuestras circunstancias nos han ido distanciando. Yo he jugado al fútbol a un
nivel mucho más amateur, no he cobrado un duro y mi máxima recompensa la he
visto en los ojos de mis compañeros de equipo. Van (así le llamaré en adelante)
ha ganado más dinero del que jamás podré llegar a ver junto en mi vida, ha
viajado por el mundo con sus equipos y la selección y, probablemente, haya
cumplido su sueño de infancia. Y lo mejor de todo es que no le envidio nada.
Aunque
muchas veces me queje y pida a Dios que esa noche me lleve con Él a su Reino,
me encanta mi vida. Me encanta mi familia, mis amigos, mi trabajo, mi Yaris,
mis planes cutres, mis barbacoas de invierno, mi juego de los papelitos, mis
jueves en El Gallo, mi partidito del finde, mis pelis en casa, mis fiestas de
Artasona, mi móvil con celo, mis mis mis mis… Miles de mis que no tendrían
sentido sin los dos primeros, que además son los únicos que Van nunca podrá
tener. Tendrá los suyos, muy buenos probablemente, pero eso es lo que nos hace
diferentes. Cada uno está donde le toca estar, y ese es su sitio por algún
motivo.
Van, espero
que tú también seas muy feliz. Molaría conocernos alguna vez y ponernos al día
sobre nuestras vidas. Y quién sabe, igual tu mujer tiene una hermana que me
pueda presentar…
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