jueves, 4 de julio de 2013

PATRIMONIO DE AMIGOS( LETI Y EUGENIO)

DIA 34

                Hoy quizás sea un post demasiado personal, pero me ha apetecido escribirlo, y la verdad, después de tener esto aparcado tanto tiempo igual merece la pena.

                El otro día fue la boda de uno de mis mejores amigos. Eugenio. Puede que el resto de compañeros se fastidien por no haber escrito sobre sus bodas, pero espero que lo entiendan, no tenía tiempo y mi inspiración estaba un poco colapsada.

                Si de una cosa tengo que dar muchas gracias a Dios es de mis amigos. Cada uno con sus cosas buenas y malas, pero con sus cosas, que desde hace un tiempo ya son nuestras cosas. Unos están ahí desde que nuestras madres hablaban de sus embarazos, ya desde ese momento debíamos de ser bastante especialitos. En Orvalle nos conocimos mejor, en Retamar fuimos ampliando el grupo, en Argüelles se afianzaron muchos lazos, en la universidad llegaron nuevas incorporaciones y todavía nos queda mucho tiempo y ocasiones para seguir haciendo amigos. Puedes tener muchos, como por suerte creo que tengo, pero siempre hay un Grupo especial, el de siempre. Mantenerse unidos no es tan fácil como parece, pero lo hemos conseguido.

                Y una vez que esto se consigue, llega el momento de ampliar el grupo a las mujeres de nuestras vidas. Que divertido ha sido siempre el dia en que por primera vez la novia de Fulano viene a no se que plan. ¿Es alta?¿Es baja?¿Es rubia?¿Es morena? Mil preguntas, pero la que de verdad importaba era: ¿Tiene amigas?

                El novio, según quien fuese, está nervioso. Quiere causar buena impresión. Suele preparar el terreno con frases como: “Oye, al principio es un poco tímida” “Por favor, no le vaciléis” “No digáis nada raro de mi” “Por favor, hoy te pido que no eructes que a ver si se va asustar” Lo normal. Llega a ser molesto cuando te repite las mismas advertencias por tercera vez, pero se lo perdonas. Todas han pasado por esto, y han superado la prueba inicial, pero no todas han llegado hasta la meta.
       
         Novias han ido pasando. Las más veteranas son las encargadas de dar el visto bueno. Aquí tengo que hacer mención especial a Lorena, nuestra jefa de Recursos Humanos. Siempre pendiente de todas las que puedan incorporarse. Empezó siendo conocida como la Inapetente Lorena, porque nunca quería nada.

                “Lorena, ¿quieres coca cola?” “¿Quieres un trozo de pizza?” “¿Quieres…?¿Quieres…?¿Quieres…?”

                Y ella nunca quiso. Lo mejor era pasar inadvertida e intentar no fastidiarla. Lo consiguió. Ahora se encarga en copas, bodas y demás eventos en acercarse lentamente y decirte:

                “ Esa para Jose” “Esa para ti” “Me encanta el vestido que lleva esa otra, es perfecta para ti” “La de azúl te está mirando”

                O en otras ocasiones:

                “No vuelvas a bailar con esa, no me gusta” “Esa está tonteando con todo el mundo, pasa de ella”

                Gracias Lorena.
            
            Y poco a poco, tuvimos la suerte de que grandes mujeres eligieran a nuestros grandes amigos. Belen, Eva, Rocio, Lorena, Bea, María. Espero no dejarme a ninguna, sería mi muerte.

Por fin Leti lo ha conseguido. Esa suerte ha tenido Eugenio. No solo le ha aguantado a él, si no a todos nosotros. Y puede que además ella lo haya tenido más difícil. Una mujer encerrada en el cuerpo de una niña se encontró con unos niños encerrados en los cuerpos de unos viejos. Y lo increíble, es que no salió corriendo. Sus silencios iniciales se fueron transformando en timidas palabras. Palabras que formaron frases que nos hicieron a todos darnos cuenta de que era la mejor para Eugenio. Se fue soltando y yo hasta he sufrido sus “reprimendas” amistosas por mi hablar de camionero, por mis refinados gustos culinarios o por mi excesiva festividad en las bodas. Nos conquistó.

Como molan los planes del Jefe y más cuando tienes enchufe. No tuve la suerte de conocer al padre de Leti, pero conociendo a su familia y lo que he oído contar, debía ser un autentico espectáculo. Desde el Cielo lo planeo todo con astucia propia de película de Hollywood. El que fuera a ser el ganador de tan grande trofeo tendría que cuidarlo desde mucho tiempo antes. Leti no iba a ser para cualquiera. Eugenio, siendo un universitario de relumbrón, cogía la furgoneta de la madre de Leti e iba a buscar a todos los hermanos a la salida del colegio. Eugenio henchido de orgullo a la puerta de Montealto se pavoneaba antes las colegialas, pero no sabía que la que iba a ser su esposa le esperaba en el vehículo. Y empezarían a conocerse, poco a poco.

Pasaron los años y yo, como confidente, me enteré de que aquella niña a la que llevaba al colegio no hacia mucho tiempo había dejado huella en mi amigo. Quería conocerla mejor, pero ella se iba a estudiar a Pamplona. Hubiese sido muy sencillo. Eugenio, si querías a Leti te lo tenías que currar.

Después de quedar varias veces, tienen lo que en broma nosotros llamamos, La Conversación. Ya no es un quieres salir conmigo. Eso quedo muy lejano en el olvido de aquella época llamada adolescencia. ¡Vamos a intentarlo!

Y entonces aparece una nueva pieza de esta historia planeada. Soria. Punto geográficamente intermedio entre Pamplona y Madrid donde se desarrolla gran parte de su noviazgo. Alli quedaban para verse algún sábado al mes, quizás junto al olmo hendido por el rayo del que hablaba Machado. Ya conocían a la gente de la zona y alguno pensaba que eran vecinos de allí. Probablemente uno de estos veranos vayan a pasar unos día alli para recordar todos esos momentos y, quien sabe, igual hasta para que les den las llaves de la ciudad.

Y uniendo furgoneta, Pamplona, Soria, y muchas más aventuras lo metió en una coctelera y nos fuimos de boda a Segovia. Mereció la pena.

Todas las novias el día de su boda son las más guapas. Eso no se puede discutir. Leti no podía ser menos. No solo guapa, estaba radiante y, lo más sorprendente en un día de tantas emociones, pendiente en todo momento de los demás. De su familia, de los celiacos, de los bebes de los amigos y, permitidme que personalice, de mis coletas.

Este último año ha estado cargado de bodas y en casi todas ellas he acabado robando gomas de pelo para hacerme pequeñas coletas en mi gran cabeza. Leti siempre decía que me iba a regalar un pack de gomas para su boda, pero ya se iba acabando el coctel y yo perdía toda esperanza. No se habían acordado. Apuraba los últimos sorbos de una copa de tinto y Leti se acercó a mi con una gran sonrisa. Empezamos a hablar, y como quien no quiere la cosa, como si fuese una tontería sin importancia me sacó un pack de gomas de todos los colores. No pude ver mi cara, pero debió ser como de dama de honor de peli americana con un traje de dudoso gusto y excesivamente ceñido cuando, tras varios placajes a sus contrincantes, consigue hacerse con el ramo de la novia. Todavía me emociono al recordarlo.

 Los que estuvieron en la boda y no entendían muy bien porque había un señor con hasta ocho coletas en la cabeza ahora empezarán a atar cabos.

Leti y Eugenio.

Eugenio y Leti.

Leti, ya has entrado a formar parte de nuestro Patrimonio de Amigos.

Seguimos creciendo y la verdad es que empiezo a tener miedo. Cuando llegue el momento y tenga que dar cuentas, cuando en las puertas del Cielo me pidan mi Declaración de Patrimonio…Me van a pedir mucho.


Espero que entonces tu padre también nos eche una mano al resto.