jueves, 16 de febrero de 2012

DE BODA EN BODA


DÍA 6
                Suenan campanas de boda. No son mías, obviamente. En los próximos meses tengo tres bodas. Dos amigos y mi hermano. Espero ansioso a leer el menú del convite. Es algo que muchos me han oído contar en repetidas ocasiones, pero los menús de boda me ponen de los nervios. Podría hablar de ello, pero es que por escrito no puedo gesticular todo lo que mi explicación merece. Quizás más adelante. Las bodas son un gran tema para escribir.

                Llegas al lugar de la celebración y mientras vas entrando te ofrecen la primera cerveza. Este detalle siempre se agradece, especialmente en bodas de alta gradación ambiente. Buscas al resto de amigos invitados, ya que si no te sientes un poco fuera de lugar y cualquier señora mayor puede asaltarte y confundirte con un sobrino/nieto que hace mucho que no ve. “¡Cuánto has cambiado Pepe!” “No soy Pepe” “Pues más a mi favor” Responde apurando su segunda copa de vino blanco. Haces contacto visual con tus amigos y te encuentras con ellos ante el gran panel que anuncia tu sitio en las mesas. Creo que estás menos nervioso buscando tu nota final de Matemáticas Financieras en sexta convocatoria que ante este momento. Tu dedo recorre intranquilo de arriba abajo por toda la lista. Vas cantando los resultados al resto que se agolpan a tu espalda ansiosos por saber que suerte les deparará el destino. Por fin lees tu nombre. Respiras aliviado al ver que tienes gente en la mesa para hacer la cobertura. Desde detrás preguntan dónde les ha tocado, así que continuas, pero esta vez más tranquilo. Todos van siendo colocados hasta que solo queda uno. Te das la vuelta. Ahí esta él esperando saber su mesa para poder buscarla en el inmenso comedor. Tu cara intenta disimular, pero ves como su sonrisa se torna en un gesto de preocupación. “Suspenso” “Nooo” Y entonces le abrazas. La primera reacción es de incredulidad. De enfado. De plantear al resto que se va a comer al Burguer y luego vuelve. Te pasa por la cabeza el acompañarle. Alguien te dice que hay solomillo y cambias de idea. Todos van dándole el pésame y la verdad es que no ayudan a mejorar su sensación.

                El aperitivo continua, pero sabes que el ambiente es incómodo. Cuando todo el mundo empieza a entrar en el comedor se da el momento más duro. La despedida. Los amigos hacia una mesa y el sacrificado se separa cabizbajo. Al principio miras desde tu posición y le saludas. Intentas que parezca que tu mesa no es tan divertida como él puede pensar. Empieza a presentarse a sus nuevos contertulios. Copa de vino.

                Al final de la cena se plantean dos escenarios posibles.
a.- Los novios van a recibir un regalo menos
b.- El tío se ha hecho íntimo colega de los de su mesa y en el baile parecen amigos desde el parvulario.

                En cualquiera de los casos seguro que el menú no fue del agrado de todos los invitados y están criticando a los novios. Vaya invento.

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